lunes, 8 de julio de 2013

Arepa Reina Pepiada Light

Hoy les traigo una receta que para mis habilidades culinarias y este nuevo estilo de vida que escogido ha sido un éxito, arepa de avena con relleno de pollo y aguacate. Antes de dar el paso a paso de esta receta, debo mencionar las propiedades del aguacate. A pesar que es una de las frutas con más calorías, el aguacate posee grasas monoinsaturadas, por lo que es muy saludable. Además, esta fruta maravillosa, bien llamada "la mantequilla natural", posee propiedades adelgazaste, ya que es una excelente fuente fibra, ayudando así la función intestinal. Es desintoxicante y depurativo, aporta antioxidante y disminuye el colesterol, triglicéridos y ayuda a controlar la diabetes. Esta maravilla de la naturaleza es también fuente de grasas, por lo que aún cuando es excelente para la dieta, se debe cuidar su proporción, pero es un alimento saciador, o sea te ayuda a prevenir la ansiedad.

Ahora si, vamos al paso a paso. Para la arepa vas a necesitar:

  • 1 taza de avena en hojuelas
  • 1/2 taza de agua
  • Una pizca de sal

Preparación:
 
  Mezcla la taza de avena, la sal y 1/2 taza de agua. Deja reposar por 5 minutos y luego haces las arepas y las colocas en una sartén hasta que este lista.

Para el relleno:

Una porción de pollo magro mechado.
Cebolla en cuadrito (al gusto)
Pimentón en cuadrito (al gusto)
1/2 tomate en cuadrito.
Una pizca de sal
Una pizca de colorante carmencita.
1/4 taza de consomé.

Preparación:

En una olla coloca todos los ingredientes, deja cocinar un poco a fuego lento hasta que seque.

Luego de terminar ambos procedimientos, puedes rellenar tu arepa con el pollo y coloca dos porciones pequeñas de aguacate. Y voilá! Listo para comer. Es una variación más sana de la versión popular.

sábado, 6 de julio de 2013

Quote of the day!!!

No puedo dejar de compartir esta cita, me parece maravillosa. Saber un idioma no es nada más hablarlo sino comprender su cultura y origen del mismo, eso nos enriquece en conocimiento. Ciertamente Johann Wolfgang von Goethe tenía toda la razón.